
25 Ago PATROCINANDO LA REHABILITACIÓN
Si me das a elegir entre todas las costas existentes en la península ibérica, me quedo con el norte, y los motivos son: el respeto con el que se construye y fomenta la rehabilitación y los casi inexistentes focos de turismo de playa y masificación que hay. No todas las islas españolas están exentas de tal sentimiento, hace treinta años que voy a las Canarias y cada año desaparecen más kilómetros de playas vírgenes y calas solitarias. Cadenas como Riú y Meliá, construyen a su antojo en medio de Parques Naturales o playas paradisíacas de Fuerteventura y Lanzarote. Gran Canaria está irreconocible y no sé cuanto tiempo soportarán el Hierro, Gomera y La Palma frente a la masificación, la especulación y la construcción. En Baleares por el contrario, están consiguiendo lentamente anteponer un turismo de calidad sostenible,.. o por lo menos lo intentan.
La indignación que me envuelve cada vez que visito esos lugares donde el 90% de la población acude en busca de sol, playas y servicios, desaparece en el norte y principalmente en Asturias. Es cierto, el clima no es su fuerte, pero compensa con creces la sensación de virginidad y soledad que desprenden la mayoría de sus playas. A medida que te vas acercando a la costa, fuera del ámbito de grandes poblaciones y encuentras un sitio para dejar tu coche, las piernas son el único transporte que te permitirá acercarte a las calas y playas menos visitadas, sin casas, ni socorristas, ni “chiringuitos” que perturben tu descanso. La visión limpia de la costa, los pastos verdes acercándose a la arena blanca protegida por las rocas, el mar calmo, harto de los embates de invierno, el cielo azul (si tienes suerte), constituye un disfrute para los sentidos. Ni que decir tiene que si eres de chiringuito, de aglomeraciones, de bajar a las 8 de la mañana a colocar la toalla en la playa, existen otras playas y otros sitios no muy lejos de los míos a los que también puedes ir, faltaría más..
Sin embargo, y vamos al meollo que nos ha traído aquí, no todo son parabienes, estos días en los que con un grupo de amigas hemos recorrido la casi totalidad de la costa buscando y localizando casas de indianos, he podido comprobar la preferencia de las gentes de bien (que desean tener su “chalet” o casita en el pueblo) por construirse su mamotreto en el “prao”, ignorando las múltiples posibilidades que ofrece la restauración de todas esas casitas de piedra abandonadas que existen en Asturias. Casas grandes, casas pequeñas, cuadras, hórreos, casitas con fincas y muros de piedra, casitas sin finca, caserones semi-palaciegos con escudo y todo oiga, cubiertas de pizarra en Occidente (mis favoritas), cubiertas de teja ( en Oriente), cuesta arriba, cuesta abajo, llanas ( de esas pocas), cerca del mar, de los Picos de Europa, de Galicia o de Cantabria, casas a miles y todas…abandonadas. Y digo yo, si las casas de piedra son las más costosas de construir, por la materia prima y la mano de obra, si ofrecen unas características climáticas que ni la “termoarcilla” famosa supera, si el coste de rehabilitar es inferior al de construir, ¿ porqué no está Asturias plagada de casitas de piedra rehabilitadas?, ¿prejuicios contra lo antiguo o viejo? ¿mola más construirse un mamotreto de cemento y ladrillo para que tus vecinos vean que te va bien?.
Estamos dejando derruir, caer, olvidar, construcciones que han conseguido gracias a la calidad de sus materiales, permanecer erguidas cientos de años. Estamos llenando el paisaje asturiano de casas edificadas sin ningún criterio estético, ni técnico. Estamos cayendo en el mismo error que ha llevado a la costa levantina a erigirse con el premio a la horterada y la sin razón. Estamos llenando el norte de casas envueltas en azulejos sobrantes de fábricas de segunda y balaustradas dignas del Pº del Prado habanero.
Rehabilitar, siempre será mejor opción que construir, conservar siempre será mejor opción que abandonar. Una buena ley que fomente la rehabilitación , incentivando la restauración en zonas de población rural, sería la mejor arma para luchar contra la masificación, al igual que otra buena ley que penalice a los propietarios por el abandono de edificios protegidos por Patrimonio nos evitaría muchos disgustos a todos los amantes de la Arquitectura, pero eso ya lo explicaré en otro post…
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